Hoy es un día grande, y no porque sea un día para ir a charlar con los muertos, o porque sea el quinto centenario de la presentación al público de la Capilla Sixtina, pero si tenemos que elegir alguno de los dos motivos para explicar cómo nos sentimos sería el segundo…

«¿Y qué les pasa hoy a estos cuatro?», estaréis pensando. Pues hoy, 1 de noviembre de 2012, nos sentimos un poco como se sentiría Miguel Ángel aquel día de hace 500 años. Él presentó a la gente de manera formal aquello en lo que llevaba trabajando unos pocos años. Y nosotros, aunque ya hace algún mes que hemos presentado lo nuestro porque no nos gusta esperar a que todo esté perfecto (porque la perfección es cosa de genios como aquél), sí que podemos volver a hacerlo de manera formal y con gran ceremonia.
Hoy podemos decir que nos hemos casado un poco entre nosotros, ayer nos constituimos como empresa, y hoy iniciamos la actividad, sí, en un día de fiesta. Un día de esos en los que «no se trabaja», como representación de lo que venimos haciendo los últimos meses que es trabajar, trabajar y trabajar. Trabajar los fines de semana, los descansos, las noches, los cumpleaños y «las fiestas de guardar». Porque aunque pueda parecer que es muy fácil hacer una cosita de nada en la que se dejan mensajes, hay que hacerlo pensando que os valga a todos, que os valga ahora que sois unos pocos, y os siga valiendo cuando seáis miles, o millones. Hay que hacerlo pensando en que tiene que sostenerse por sí mismo e ir caminando, pensando y planificando todos los posibles pasos que va a dar.
Así que hoy, en cierto modo, volvemos a presentarnos porque hemos dado un paso de esos que son importantes para poder seguir estando con vosotros. Aquí estamos nosotros, gracias por estar ahí vosotros.